dimanche 9 janvier 2011

Compendio breve

¡Millones de años hace que no escribo y ya no se qué poner!
¡Habráse visto!
Nada en particular y todo en general... Las navidades bien.
Dato destacable, mi señor padre y yo llorando estoicamente por cierto exceso de mostaza en nuestros perritos calientes.
Quien me conozca, o más bien, a mi padre, podrá hacerse una idea de cuán fuerte era la mostaza de marras.

Los exámenes espero que bien. El último ha sido el primero que he escrito sólo en francés.
Uno oral. No demasiado mal. Pero también se destacará que la profesora es muy amable (léase amable de capaz de ser amada, no prov. amabilidad).
Me pregunto si hay llamas de escupir en el infierno. Debe de haberlas, porque escupir dicen que es cosa de judíos. Ah, no, que los judíos también pueden ir al cielo. (Cielo diferente, pero cielo al fin y al cabo. No nos metamos en la teoría de las cuerdas).
En fin, que me pierdo en mi vorágine pensamientil y sus pierdo, señores, sus pierdo.
Mi casa sigue igual, los animales campan a sus anchas, ignorando vilmente las reprimendas paternas, a los niños les huelen los pies, y Choe come pipas a velocidades industriales.
Fuimos al Labrador (toda la chusma impía, como diría papá), y nos bebimos tres o cuatro vasitos juntos en amor y compaña. Se echan de menos las tapas por estos lares.

Pasamos el Cappodanno en casa de los Baca-Baier. Nos pusimos moraos de las más exquisitas viandas mientras examinábamos aceros varios de nueva adquisición. Las primo y terciogénita nos deleitaron con su elegante aporreo de las teclas del pianoforte. Hay que ver cuánto adelantan las nuevas generaciones, una se queda con la boca abierta. No, no toqué yo, no llevaba encima los guantes de tocar el piano.
El segundogénito intentó abrir una botella con el estaño puesto.Yo me disputaba los pepinillos en vinagre con mi prima de 8 años.
Todos muy elegantes y muy guapos. Mi hermana me puso un kilo de Laca Nelly en la cabeza, y ni aun así se me mantuvieron los rizos. Eso sí, luego se me quedó un casquete polar very nice.

Y me volví a las Francias, hice mis exámenes y ahora me encuentro haraganeando indolentemente.
Y así me quedaré hasta mañana, día de gracia en el cual haré un esfuerzo para recorrer los 200 metros que me separan de la facultad y enterarme de mi suerte en este cuatrimestre.

La gente está simpática. Quitando a la reina de las nieves, quien me dedicó un epitafio verbal que, de haberlo entendido, seguro que se me hubiese caído el monóculo.

Aaaay... Estos sentimientos violentos que provoco... Un día de estos me van a romper el arcoiris...

Dias tranquilos pero intensos.
El amor flota en el ambiente.
La temporada de ópera comienza.
Y el año nuevo se promete fantástico.
Besos y pechugazos
T